PERINATAL

Qué es la psicología perinatal

La psicología perinatal se centra en el acompañamiento emocional y psicológico durante las etapas de concepción, embarazo, parto, postparto y crianza temprana.
Es un periodo de enormes transformaciones físicas, hormonales, emocionales y relacionales, en el que pueden aparecer dudas, miedos, conflictos internos, cambios en la pareja o en la identidad personal.

No es nada extraño que en este periodo surjan inseguridades, síntomas psicológicos y crisis vitales que, si no se atienden, afectan al bienestar de la madre, el padre, el bebé y el entorno familiar.
La psicología perinatal ofrece un acompañamiento especializado para comprender estos procesos, prevenir complicaciones y atender el malestar cuando aparece, fortaleciendo el vínculo temprano y la salud emocional de toda la familia.

Cuando buscar ayuda / Problemas habituales

Buscar ayuda psicológica en esta etapa no es un signo de debilidad, sino de cuidado.
Algunas situaciones frecuentes en las que puede ser útil iniciar un proceso psicológico perinatal son:

  • Dificultades en la concepción y el malestar emocional que pueden acompañarlas: frustración, tristeza, ansiedad, presión social o familiar, tensiones de pareja o vivencias dolorosas durante tratamientos de fertilidad.
  • Ansiedad persistente relacionada con el embarazo, el parto, la salud del bebé o la crianza.
  • Cambios emocionales intensos tras el parto (ansiedad, tristeza, irritabilidad, llanto frecuente, sentimientos de desbordamiento o apatía) que no se estabilizan con el paso de las semanas.
  • Depresión perinatal o posparto, con síntomas de abatimiento, culpa, vacío o desconexión.
  • Estrés postraumático tras el parto o partos vividos como traumáticos, con recuerdos angustiosos, evitación, hipervigilancia o sensación de peligro constante.
  • Miedos relacionados con el parto (ansiedad anticipatoria, pensamientos intrusivos, bloqueos).
  • Dificultades para vincularse con el bebé, sentimientos de desapego, culpa o ambivalencia emocional.
  • Duelos gestacionales o perinatales, pérdidas, embarazos interrumpidos o experiencias dolorosas.
  • Problemas de pareja a partir del nacimiento del bebé, como distanciamiento, tensiones en la comunicación, desajustes en las expectativas o en la distribución de cuidados.
  • Problemas con la familia tras el nacimiento, como presiones externas, invasión de límites, conflictos intergeneracionales o falta de apoyo adecuado.
  • Sentimientos de soledad, sobrecarga o agotamiento en la maternidad/paternidad temprana.
  • Transiciones complejas en la crianza inicial, como el sueño, la alimentación, la vuelta al trabajo o la adaptación familiar.

Pedir ayuda en este momento puede marcar la diferencia entre vivir esta etapa desde el agotamiento y la incertidumbre, o transitarla con acompañamiento, claridad y recursos reales.